Un proyecto de investigación internacional analiza el impacto de una dieta con maíz transgénico (OGM) en ratas, tocino y salmón, comparada con una dieta con maíz no OGM. El profesor Åshild Krogdahl, del Norwegian School of Veterinary Science, considera que los efectos observados podrían producirse igualmente en humanos.
1. Las ratas alimentadas durante 90 días con maíz OGM engordan más. Se apunta a los OGM como factor de obesidad.
2. Lo mismo sucede con ratas a las que se les da pescado alimentado con OGM. Es decir, sin que la rata coma maíz transgénico, si se alimenta de animales con dieta de transgénicos adquiere obesidad. Si el mismo efecto ocurre en humanos, ¿qué impacto tendrá en la gente comer maíz transgénico, o simplemente comer carne de ternera alimentada con este tipo de maíz?
3. Salmón alimentado con maíz OGM presenta ligeras diferencias en sus tejidos respecto al alimentado con maíz no OGM. No sólo es el sobrepeso, sino que tiene menor capacidad de digerir la proteína, presenta cambios en el sistema inmunológico y en la sangre, así como en el aparato digestivo, hígado, riñones, páncreas y órganos reproductores.
4. Ratones alimentados con salmón cuya dieta se basaba en maíz OGM vs maíz no OGM también presentan sobrepeso y diferencias en el sistema inmunológico.
El principal descubrimiento, sin embargo, es que los genes pueden transferirse a través de la pared intestinal a la sangre, al tejido muscular y al hígado en segmentos suficientemente largos como para ser identificados. Esto invalida el argumento de la industria pro-OGM de que los genes transgénicos son inocuos ya que la cadena se rompe en el intestino.
El impacto biológico de esta transferencia genética es desconocido, y como mínimo debería preocuparnos como para evitar el consumo directo o indirecto (carne, huevos o leche de animales alimentados con transgénicos).
Afortunadamente para los consumidores de bio, la primera norma es que los alimentos estén libres de OGM, y el ganado ecológico no consuma alimentos OGM. Pero los transgénicos se transmiten en la naturaleza, con lo cual el riesgo cero no existe mientras se sigan sembrando transgénicos.