Las marcas de automóviles, y los planes renove, nos impulsan a cambiar el coche viejo por uno nuevo porque ahorraremos mucho combustible, ¡y dinero! ¿En verdad es así?
Pues resulta que empezamos a ahorrar a partir de que el vehículo tenga más de 20 años (motor diésel) o 22 años (motor gasolina) de antigüedad.
Estos datos corresponden a un coche de 1080 Kg de peso haciendo 15000 Km/año (que es la media europea). Si viajamos 30000 Km/año es suficiente con 15 años, o sea 450000 Km, que es de largo bastante más de lo que suele durar un coche en buenas condiciones. Y es que fabricar el coche y desmantelarlo tras su vida también consumen mucha energía y recursos.
Fuente: Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos de Zaragoza.
Si de verdad queremos ahorrar combustible, hay opciones mucho más válidas:
- Usar otros medios de transporte más respetuosos siempre que sea posible: transporte público, bicicleta, a pie.
- Compartir coche. El 96% del tiempo el coche está parado y sin utilizarse.
- Priorizar sitios de trabajo cercanos a casa, o viviendas cercanas al sitio de trabajo, y con servicios básicos cercanos (tiendas, colegios, sanidad).
- Alargar la vida del coche, aunque los nuevos vengan con ABS, ETD, JLX y más siglas por inventar, o con estéticas renovadas.
Y otro ahorro importante en el consumo energético del país: consumir productos locales. Así, la cesta de comida puede contener hortalizas y frutas locales, producidas en ecológico y recibidas en casa. O puede basarse en productos de Andalucía, Costa Rica o la China (petróleo transporte), producidos con pesticidas y abono sintético (obtenidos del petróleo) y comprados en alguna gran superficie de las afueras (a la que hay que ir en coche).
Y es que el futuro no lo deciden sólo los políticos. Cada uno de nosotros tiene mucho a decir … ¡con sus hábitos de movilidad, de consumo y de compra!
