El vino ecológico es mucho más rico en antioxidantes que el convencional. Al resveratrol, antioxidante, se le atribuyen los efectos beneficiosos para el sistema cardiovascular, por los que el colectivo médico justifica que un vaso de vino al día es saludable.
Pero otra razón de peso hace recomendable que el vino sea procedente de viñas cultivadas de forma ecológica: el contenido en pesticidas de la viña convencional pasa al vino, de forma que algunos vinos llegan a tener un contenido en pesticidas hasta 5800 veces superior al permitido en agua potable.
Ello es debido a que la recolección actual de la uva es mecánica, y el grano ya no puede lavarse pues la máquina recolectora machaca los granos y les rasga la piel.
En cuanto a la elaboración del vino, bastantes productores de vino ecológico, junto a los productores de vino natural, buscan que el producto evolucione de forma natural, sin uniformarlo a base de tratamientos y aditivos.
Según la forma de cultivar la viña y producir el vino, lo podemos clasificar en:
El vino convencional actualmente se produce de forma industrial, y como todo alimento que busca maximizar márgenes y minimizar precios, permite muchas artificialidades en el cultivo y producción, entre las cuales el uso de abonos sintéticos, pesticidas, aditivos, etc. Obviamente, muchas marcas producen vinos de calidad y no incorporan algunos de los tratamientos permitidos.
El vino ecológico es el que se produce de acuerdo con el Reglamento (CE) 834/2007, que regula la agricultura ecológica y prohibe el uso de pesticidas, OGM, fertilizantes sintéticos y otras prácticas.
El vino biodinámico se produce de forma holística, cuidando las energías, los ritmos cósmicos, la permacultura.
El vino natural o artesanal es el que busca la mínima alteración posible en el proceso de vinificación. Es el más genuino, si bien su paladar dista de las texturas y aromas refinados de los vinos de marca a que estamos acostumbrados. Toda una experiencia.
Las técnicas enológicas que se permiten depende del tipo de vino:
Vino convencional. Se pueden usar hasta 30 aditivos distintos, para potenciar la acción de la levadura, acelerar la clarificación, corregir la acidez, enmascarar defectos de aroma, … Se permite la ósmosis inversa, la electrodiálisis, el paso por resinas de intercambio iónico, la pasteurización.
Vino ecológico. Se limitan los aditivos permitidos y las dosis de los mismos. Por ejemplo, se permite el uso de anhídrido sulfuroso (SO2) pero en menor dosis. Los sulfitos eliminan bacterias y levaduras indeseadas, evitan la oxidación de pigmentos y aromas, y alargan la vida del vino. No se permiten algunos de los tratamientos físicos mencionados en el convencional. Sí se permite el filtrado pero con poros mayores de 0.2 micras. O la pasteurización pero sin sobrepasar 70ºC.
Vino biodinámico Demeter. Todavía menos aditivos y que sean en buena parte de origen biodinámico. El vino no puede someterse a más de 35ºC. No se puede concentrar el mosto ni pasteurizarlo.
Vino natural (habitualmente ecológico o biodinámico). No se permite ningún aditivo, aunque algún productor usa pequeñas cantidades de SO2. No se puede clarificar ni filtrar el vino.
Desde Ecoalimentaria Barcelona os animamos a comparar el paladar de distintos vinos ecológicos, biodinámicos y naturales. En nuestra web encontraréis de los 3 tipos. En este caso, todos ellos llevan el sello ecológico.
«En la mesa de casa y también para regalar vinos de calidad»
