Era aún niño cuando entró en casa un cuchillo eléctrico para cortar el pan. Lo utilizamos bien poco, pues ¿a quién le hace falta tal cachivache disponiendo ya de un cuchillo de sierra manual?
Recuerdo que me chocó pues lo encontré del todo innecesario, pero lo cierto es que ejemplos similares los encontramos en cualquier tienda de pequeños electrodomésticos:
palomitera, crepera, fondue, heladera, picahielo, yogurtera, envasadora de vacío, arrocera, cocedor de huevos, limpiacristales eléctrico, robots aspiradores, …
Fíjate que muchos de estos aparatos no son estrictamente necesarios: en casa se pueden hacer palomitas y crepes con una sartén, o arroces y huevos duros con una olla, y quedan como mínimo igual de buenos.
Resulta que la olla y la sartén son multifuncionales y nos permiten hacer muchos más platos ocupando poco espacio de cocina, mientras que una crepera solo sirve para hacer crepes y suele ocupar bastante más.
Cierto que si cada día hacemos yogures, una yogurtera será una buena opción, antes que comprar yogures en envase de plástico a diario, pero en el 90% de los casos estos aparatos solo se utilizan ocasionalmente, ocupando espacio en los armarios o en la encimera, y con un coste medioambiental de fabricación y reciclaje al final de su vida que suele ser netamente superior al del servicio que nos ha prestado.
1ª R: Renuncia a un aparato tan específico si no es que te sea muy necesario.
Opta por adquirirlo si, y solo si, realmente lo usas mucho, como quien se hace un pan en casa cada 2 días con una panificadora.
2ª R: Intenta como segunda opción conseguirlo de segunda mano.
Seguramente lo puedes conseguir de 2ª mano en buenas condiciones. Es muy probable que no lo hayan usado más de un par de veces.
Y viceversa: si ves que en tu casa hay aparatos que un día compraste pero están abandonados en un rincón, y seguro que los hay, no los conserves más años para un futuro museo. ¡Revéndelos a bajo precio!
