El CCCB nos sorprende con la exposición Ciencia fricción: Vida entre especies compañeras, en la que diversos artistas, biólogos y filósofos exploran la posible interconexión de los humanos con otros habitantes de la Tierra con los que tradicionalmente no mantenemos ninguna relación de comunicación. Sus acercamientos pioneros arrojan cierta luz sobre esas posibles interacciones y resultan cuanto menos inspiradores.
El proyecto Myconnect consiste en una cápsula holgada en la que un participante se aísla del entorno y se conecta con una extensa red micelar. El pulso eléctrico es bidireccional y se va ajustando paulatinamente, de forma que va y viene hacia los micelos. Simultáneamente se mide la frecuencia cardíaca y otras variables vitales, registrando su evolución a lo largo del experimento. De hecho, permite conectarse a nivel de pulsos eléctricos con cualquier especie animal o vegetal.
El Dr. Cleve Backster, autoridad mundial en poligrafía, léase el famoso detector de mentiras, aplicó el polígrafo a plantas para registrar variaciones al ser regadas. La gran sorpresa vino cuando, tras un resultado contradictorio, pensó en quemar una hoja de una la planta. En el mismo instante en que dicho pensamiento se formó en su mente, el polígrafo conectado a la planta se disparó de sobremanera y se mantuvo agitado por un tiempo.
Posteriormente ideó experimentos que evidenciaban cómo la planta se sobresaltaba cuando algo trágico acaecía a pequeños animalitos acuáticos en una habitación continua. La planta respondía manifiestamente a lo que sucedía a otras especies con las que aparentemente no había ninguna conexión. Su teoría fue recogida en el libro La vida secreta de las plantas, de Peter Tompkins y Christopher Bird.
Otras salas recogen obras de artistas en que se recrean en relaciones simbióticas o no intencionadas entre humanos y pulpos, gallinas, especies marinas, árboles, etc. Un sinfín de relaciones en las que se recrean las artistas, a veces desde la sinergia, a veces a través de la denuncia.
Se incluyen cortometrajes de biólogos y directores de cine que exploran este campo, desde las secuoyas hasta las setas, o las cianobacterias que forman el oxígeno de nuestra atmósfera, evidenciando cómo la vida se sustenta solo a partir de la interacción entre especies.
Sin duda esta exposición rompe esquemas, abre la mente a ideas reveladoras y resulta muy inspiradora. Todo un must para una civilización antropocéntrica y toda una ecotendencia recorriendo un trayecto de comunión entre plantas, animales, hongos y hasta bacterias.
No te la pierdas. Abierta hasta el 28.11.21 en el CCCB.